Hay melodías que escucho cuya autoría desconozco y que se quedan conmigo durante meses o incluso años. Alguna vez he tenido que ir a una tienda de discos a tararearle una canción a un dependiente. Una día fui con una melodía que había escuchado en el metro, la tocaba un hombre en su acordeón. Resultó ser la Jazz Suite, Waltz No.2 de Shostakovich. Tuve la suerte de que el dependiente era un señor mayor y muy entusiasta. Cantó conmigo la melodía, hasta que se acordó del nombre. La música realmente une a las personas.
No siempre tengo suerte. Hay una melodía que busco desde hace más de diez años y nadie ha sabido decirme de quien es. Es como un fantasma o un perfume misterioso.
Hace unos meses otra melodía empezó a sonar en mi cabeza. Apareció de repente, desde las profundidades. La melodía era evocadora y me traía recuerdos de noches de verano en la Costa Brava. No sé por qué, pero se me antojó que podía ser italiana o griega. También llegué a pensar que era de una película. La realidad fue mucho menos glamurosa. Resulta que tenía letra y la cantaba un señor llamado Georgie Dann, que al parecer era un especialista en “canciones del verano” en la España de los 70s y 80s. Esto lo descubrí por pura casualidad, porque estaba hablando de música con un ejecutivo amigo mío y de repente tarareó la melodía, no recuerdo a cuento de qué, pero la reconocí enseguida. Cuando finalmente lo ví en YouTube, tuve el shock inicial que tiene uno cuando tiene un encuentro cercano con los años 70, pero efectivamente, era la canción. Se llamaba “Bailemos el Bimbó” y fue la canción del verano en 1975. No sé qué camino tortuoso habrá seguido esa canción para aparecer aleatoriamente en mi cerebro, pero ya que estaba, seguí indagando.
Leí que hubo muchas versiones de la canción. Fue traducida a muchos idiomas. La versionó el cantante griego Yiannis Parios. También se tradujo al polaco. En Finlandia la interpretó Marion Rung. En Francia, el dúo de Claude Morgan y Laurent Rossi -supuestamente quienes la compusieron- también tuvieron éxito internacional con su versión. Sólo en Francia se vendieron 1,3 millones de copias. La canción triunfó en España, Italia, Dinamarca, Argentina, Bélgica, Suiza, México y también en Estados Unidos. Paul Mauriat compuso una versión instrumental para orquesta. Y todo esto en los años 1974 y 1975. Período que merecería conocerse como “el bienio Bimbó”, por su importancia cultural, creo que no hubo cantante que no versionó El Bimbó.
Hubo más usos. Se utilizó en 1977 en la banda sonora de una película antibélica rusa llamada “Polygon”. La canción también causó sensación en Turquía y el Líbano. Y aquí, en el Medio Oriente, es donde se puso interesante mi búsqueda. Encontré una versión cantada por Ahmad Zahir, que fue una especie de Elvis afgano y una auténtica leyenda musical en su país (el de la izquierda en la foto, el otro es Georgie Dann). Su padre, Abdul Zahir, fue embajador, ministro y primer ministro de Afganistán. La versión de Zahir, que se llama “Tanha shodam tanha”, es contemporánea a la de Claude Morgan, y según algunos puede que incluso sea anterior. En una nota paralela, es llamativo también el parecido entre Ahmad Zahir y Georgie Dann, podrían ser familia. Pero bueno, sin entrar en el debate sobre la autoría, y como tampoco es que la letra de la canción -en ninguna de las versiones- sea muy interesante, lo que realmente me llamó la atención es lo internacional que fue la canción en su época-
Las Naciones Unidas tienen un himno, aunque no es un himno oficial. La música es del compositor Pau Casals y la letra es de Wystan Hugh Auden. Yo lo he escuchado. Es una composición fría, sin ninguna gracia y firmemente anclada en la tradición de compositores clásicos europeos, con un texto pretencioso, melodía imposible de recordar y unos coros que recuerdan a un himno de coronación de Handel. Si las Naciones Unidas decidiese un día de estos realmente adoptar un himno oficial, con el que se sintieran identificados todos los pueblos del mundo, yo creo que deberían dejarse de tonterías y adoptar El Bimbó. Éxito asegurado.
Y ahora, para aquellos valientes que se atrevan, aquí van algunas versiones de esa increíble canción:
Versión Georgie Dann
Versión en finlandés por Marion Rung:
Auténtica y sorprendente versión de Ahmad Zahir: “Tanha shodam tanha” (El Bimbo)
Versión indescriptible e inolvidable
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